En muchas ocasiones los barrios de las ciudades albergan verdaderos lugares de culto en el mundo de la gastronomía. Lugares que en nada desmerecen por el mero hecho de estar ubicados en zonas distintas al centro de la ciudad. Este es el caso del Moriles, como se le conoce en Córdoba, ya que por su particular concepción no se le suele anteponer la palabra bar o mesón cuando los clientes se refieren a él.
El Moriles está situado en el 21, 23 y 25 de la calle Antonio Maura, del popular barrio de Ciudad Jardin en Córdoba. Su concepto ha ido evolucionando con el tiempo, adaptándose a las modas y gustos de sus clientes. Su historia comenzó en el año 1964, cuando Francisco Dorado Tozán, ayudado por su hijo Paco Dorado Gómez, inicia la andadura de este negocio en la esquina del número 21 de la calle. En 1976 el cuñado de Paco, Rafael Cordón, junto a su esposa Josefina Dorado forman sociedad con el primero, regentando el negocio hasta 1980. En esa fecha el matrimonio queda al frente del Bar Moriles, ofreciendo una propuesta de calidad, servicio y precio adecuado a sus clientes.
Es en ese momento en el que se incorporan también dos de los hijos de Rafael y Josefina, José y Rafael. En 1983 comenzaron a criar vino propio en su Bodega San Gabriel, de la D.O. Montilla-Moriles, el cual se sirve desde entonces en sus locales y también se envasa para llevar. Una ampliación del negocio dio lugar a un segundo local anexo al primero, el Moriles Pata Negra. Éste se presenta ya en formato de mesón – restaurante, con diferentes salones en los que acoger a un mayor número de comensales, y que abrió sus puertas por primera vez en el año 1989. Desde entonces, el negocio ha ido evolucionando en su oferta y creciendo en número de clientes y oferta gastronómica.
En la actualidad tanto Moriles como Moriles Pata Negra acogen a una clientela muy variada pero que tienen en común la fidelidad incondicional hacia sus platos y el servicio ofrecido por su personal. La dirección actual la llevan a cabo los hermanos Cordón Dorado, manteniendo los estándares de calidad que siempre han caracterizado a esta firma y adaptando el negocio a los cambios que la sociedad impone.
La propuesta del Moriles es la de bar con una oferta de tapas y raciones para el aperitivo o la comida y cena informal, así como un menú del día con amplia variedad de guisos fijos de lunes a viernes, y unos segundos platos que, junto con el postre, pan y la bebida se ofrecen por solo 7,50€.
Por su parte, el Pata Negra complementa esta oferta con una extensa carta, variada y amplia, en la que encontrar platos y raciones de todo tipo, en los que destacan los pescados y verduras, así como estofados y guisos caseros, junto con carnes a la brasa. Estos platos permiten ser seleccionados como raciones para compartir o como elementos de un menú a la carta para cada comensal. Esta diversidad, junto con el espacio disponible, permiten que los clientes puedan concertar comidas para grupos o celebraciones en sus diferentes salones.
La cocina, al frente de la cual se encuentra el jefe de cocina, Juan Morales, plantea una comida casera, de platos tradicionales de la gastronomía andaluza, en la que lógicamente no faltan platos autóctonos como el salmorejo, los flamenquines y otros muchos de la cocina cordobesa. Mención especial merecen dos productos ofrecidos en esta casa, que junto con su vino de elaboración propia hacen que muchos clientes acudan a este establecimiento como si de una peregrinación se tratara.
Uno de ellos es su famoso queso curado en aceite, que no debe faltar en ninguna de las mesas por ser un producto exclusivo al conservarse en un proceso realizado en el mismo establecimiento. El otro es su jamón, que tanto iberico como serrano son dignos de mención por su relación precio y calidad, sobre todo el último, que no sólo de bellotas vive el hombre. También cabe destacar su selección de postres entre los que no falta el típico pastel cordobes, así como la tarta de queso con membrillo, elaborada con su propio queso curado.
El personal de sala ofrece a los clientes un trato amable y diferenciado, enfocado a satisfacer todas sus necesidades y solucionar todas sus peticiones con la mayor prontitud y eficacia. Al frente de ellos está Pedro Ramírez, quien organiza el servicio para que los clientes vivan una experiencia inolvidable en su visita. En Moriles Pata Negra es recomendable reservar mesa previamente, ya que no siempre es fácil que haya alguna libre. Para las celebraciones o grupos es necesario concertar antes la reserva y escoger un menú de precio cerrado.
Por si todo esto no fuera suficiente la familia Cordón complementa su oferta hostelera con otro establecimiento inaugurado en 2009, La Fontana, un local situado en la misma calle donde tomar copas y escuchar buena música actual; y que será el lugar ideal donde terminar su celebración. Este espacio también se ofrece para eventos privados, y habitualmente se organizan fiestas y celebraciones de diversa índole.
Esta casa ha sabido ganarse un lugar en el corazón de los cordobeses gracias a su esfuerzo y calidad de los platos que ofrece, llevando a gala el nombre de la ciudad de Moriles, la cual le reconoció este hecho y por ello considera este lugar como un referente y ejemplo de buen hacer.