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Esta receta no tiene un origen claro, ya que si en su concepto es muy parecido a una croqueta de marisco, en la práctica incluye un elemento de presentación, como son las conchas del mejillón, que la hacen un enigma acrecentado por el hecho de llamarles tigre. Vamos a comentar esta receta y aclarar algunos conceptos sobre ella.
En primer lugar comentar que tanto gallegos como madrileños se atribuyen el origen del plato. Los gallegos aludiendo a la tradición marisquera de la zona y cantidad de cultivos de este molusco bivalvo existentes en la zona, y los madrileños, por la tradición gastronómica de empañados y rebozados existentes en la oferta de tapas que caracteriza a los establecimientos más castizos de la capital de España. De una u otra forma, el mejillón tigre es llamado así por el picante añadido en la elaboración de la receta tradicional. Voy a comentaros mi receta, recordándoos que una de las diferencias principales entre la gallega y la madrileña es la presencia de tomate en la elaboración, que en mi caso, no uso.
Comenzamos pelando y picando muy fina la cebolla y el diente de ajo, y el pimiento en brunoise. Lo reservamos para más adelante. Limpiamos los mejillones de barbas e incrustaciones, y aclaramos bajo el grifo. En una cazuela ponemos un par de dedos de agua con un poco de sal, y cuando hierva, echamos los mejillones y tapamos. Esperamos que los mejillones se abran y los vamos sacando según se aperturen. Reservamos el agua de la cocción y una vez que los mejillones se enfríen, retiramos la concha y los picamos. Ponemos una olla baja con un fondo de aceite y la mantequilla, y pochamos en él la cebolla y el ajo. Posteriormente añadimos el pimiento y freímos hasta que este todo tierno.
En ese momento, añadimos los mejillones picados y salteamos todo bien. Agregamos la harina al conjunto y la incorporamos al salteado, procurando que no quede cruda. Calentamos la leche hasta que hierva y la echamos al conjunto anterior, removiendo bien para que no queden grumos. Salpimentamos y añadimos la nata. Seguimos moviendo y agregamos el agua de cocción de los mejillones, y movemos hasta que obtengamos una masa fluida y uniforme que se despegue del recipiente.
La dejamos enfriar y cuando podamos manejarla, rellenamos las conchas de los mejillones. Si la masa está demasiado blanda, podemos congelarla un poco. Después los pasamos por harina, huevo y el pan rallado, y los freímos en abundante aceite oliva virgen extra muy caliente.
1 kg de mejillones. |
1/2 pimiento rojo o 1 si este es pequeño. |
1 cebolla. |
1 diente de ajo. |
Aceite de oliva virgen. |
50 gramos de mantequilla |
1 litro de leche |
200 cc nata |
250 gramos de harina |
Harina, huevo y Pan rallado (para el rebozado). |
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